Por: Redacción Digital
Admiro a los músicos y, gracias a mi trabajo habitual, y quizá también a mis interrumpidos estudios de piano, conozco de cerca a muchos, por lo que soy testigo de sus avatares en la creación cotidiana y en sus anhelos por hacer trascender, ya no solo su arte propio, sino el nombre de nuestro país en cualquier escenario.
Los más jóvenes, en cualquier género, se empeñan y aspiran encontrar en las instituciones a las que pertenecen y en el público, su razón de ser, el apoyo imprescindible. Por ello, para mí, fue realmente motivo de orgullo escucharlos hablar, con convicciones y argumentos, durante las sesiones del recién celebrado 4to. congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
Lo más reconfortante fue presenciar que ellos, los músicos, al igual que los teatristas, los escritores, los artistas de la plástica, los radialistas… todos los que allí estaban, quieren vivir en Cuba y hacer en Cuba su obra. Sin embargo…
Una demanda de los músicos allí, en nombre de los que no estaban también, se relaciona con el perfeccionamiento empresarial en el sector. Necesitan contar con la legalidad que les ampare operar en el complejo escenario actual para el beneficio de su trabajo y el de los integrantes de sus agrupaciones y equipos de trabajo. Ha demorado el proceso, y es muy necesario.
No depender siempre de lentos trámites con empresas en medio, cuando pudieran ellos mismos, con su documentación en regla, gestionar contratos y pagos y, al final del año, abonar su cuota correspondiente por concepto de impuestos, es vital.
Reflexionaba también sobre un aspecto crucial el realizador de radio y televisión, productor discográfico y mánager de la Orquesta Faílde, Pedro Pablo Cruz, invitado al congreso: «Somos un país de muchos músicos y poco mercado, y desde hace más de una década no se realizan encuestas de consumo cultural para conocer los gustos y demandas de los públicos y, a partir de esos resultados, concebir políticas proactivas —y no reactivas— con base científica, que permitan responder a las demandas de los músicos en coherencia con las que tienen los consumidores».
En línea con ello, Gretel Garlobo, musicóloga y productora discográfica y de eventos, enfatizó en la urgencia de estudiar las audiencias y trazar efectivas estrategias de marketing cultural en el escenario digital. Mientras Pedro Pablo insistió en que los programas de radio y televisión musicales son los menos financiados «y nos preocupa que no se valore la efectividad de un programa musical bien hecho, con los recursos que lleva, para lograr su acometido político e ideológico.
«Puede ser mayor su impacto en la conciencia y valores de los públicos, especialmente de los jóvenes, que un programa informativo o de contrapropaganda política, y no porque estos no sean necesarios, sino porque cada cual se traza su ruta de consumo y debemos explotar los lenguajes que prefieren», señaló.
Precisamente, en un país donde la cantera de talentos artísticos y musicales es enorme, al cantautor Abel Geronés le preocupa el futuro, tomando en cuenta que las jóvenes generaciones consumen cada vez más el reguetón y productos inscritos en la llamada pornografía auditiva, y no siempre los presupuestos de las instituciones se destinan a potenciar la obra de artistas que intentan hacer un trabajo de calidad.
«Es importante repensar la televisión que hacemos, porque la mayoría de los jóvenes buscan el conocido “paquete” para disfrutar de productos ajenos a nuestra cultura e identidad. Incluso, concebir productos creativos para las redes sociales porque son los espacios que ganan público con rapidez».
Geronés se refirió a la necesidad de que las direcciones provinciales de Cultura gestionen mejor el presupuesto para apoyar propuestas que estén en consonancia con las políticas culturales de nuestro país. «En Cuba hago música sin hacer concesiones y no me quiero ir a ningún país, pero me cuestiono si seguirá siendo Cuba ese país que me otorgue a mí y a otros esa posibilidad».
Arte para todos
El ingeniero industrial Gustavo González, director de La Cruzada, propuso la polémica en torno al cuestionamiento de «si somos una vanguardia intelectual, por qué no se favorece la presencia de los artistas de la AHS en eventos importantes celebrados en el país. Por otra parte, preocupa que los representantes de instituciones culturales cubanos en eventos internacionales no rinden cuentas a los artistas, y desconocemos entonces lo que puede resultar de una oportunidad de ese tipo».
«Siempre son los mismos músicos o agrupaciones los que se mencionan a nivel internacional cuando se habla de música cubana y eso refleja que son los mismos que viajan, realizan giras y se promocionan más y mejor en el contexto internacional», acotó.
Llevar el arte cubano a los centros de educación del país para incidir en la formación de un gusto musical de valor en edades tempranas, es un camino loable para obtener un resultado significativo a mediano y largo plazo, coincidieron los presentes.
«La creación de cátedras de música popular debe extenderse a todo el país y la beca Conmutaciones, otorgada por la AHS, debe ampliarse y que no solo sea el disco el resultado de ella, sino también la edición de partituras y la concreción de libros que son necesarios en la enseñanza artística».
El holguinero Whisper Parra, DJ y productor musical, director del proyecto Electrozona, reclamó que se visualicen más a los artistas de las provincias en La Habana, que no sean los mismos. Sugirió que en Oriente se potencie la posibilidad de invitar a artistas foráneos a los eventos que allí se realicen con la extensión del Departamento de Relaciones Internacionales de la organización.
La cantante Annie Garcés propuso que a los ganadores de las becas anualmente se les destinen recursos para la promoción de su trabajo en eventos y festivales. «También las mujeres debemos tener más presencia en los espacios que se gestionan», dijo.
Valioso de este encuentro fue que los jóvenes músicos no estuvieron solos. Representantes de varias instituciones los acompañaron, como la presidenta del Instituto Cubano de la Música, Indira Fajardo, quien reveló que la institución pretende renovarse y transformarse. «Brindar oportunidades de trabajo para el artista, a nivel individual, sin que se desligue de la institucionalidad, entre otras cuestiones urgentes, se toman en cuenta para ser aprobadas cuanto antes para beneficio de los músicos.
«Ha tomado tiempo, ciertamente, pero trabajamos para ello y para fundar centros provinciales de la Música en los territorios con el objetivo de que fluya mejor y de manera más cercana nuestro trabajo», señaló Fajardo y aseveró «todo lo que podamos hacer para eliminar trabas burocráticas es nuestra prioridad y debemos replantearnos, nuestras dinámicas y flujos de trabajo, porque estamos conscientes de las inquietudes y necesidades».
Las trabas burocráticas, los limitados presupuestos para respaldar sus obras con audiovisuales y fonogramas, así como una mayor coherencia con la calidad del trabajo y sus presencias en espacios masivos son otras de las inquietudes de nuestros jóvenes músicos, sin olvidar la situación que vive el país, como ellos mismos dijeron.
Reitero. Me complace saberlos así, con ese espíritu transformador, porque es reflejo de un interés por hacer lo que haya que hacer con tal de proteger nuestra cultura y catapultarla cada vez más. Esperan respuestas y acompañarán cada decisión y proceso con vehemencia, por el inmenso amor que le tienen a su país.
* Tomado de JR