Recordar a Camilo Cienfuegos Gorriarán

Camilo Cienfuegos, a la derecha, junto a Ernesto "Che" Guevara (izquierda). Foto tomada del sitio web del periódico Escambray.

Por: Abel Rosales Ginarte

Un latigazo terrible golpeó a La Habana y toda Cuba el 28 de octubre de 1959. La noticia de la desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, el habanero seguidor de Fidel Castro Ruz y entregado en cuerpo y alma a la Revolución, conmovió hasta las lágrimas a miles de cubanos.

Su capacidad de liderazgo, la tenacidad durante la guerra y el apego a los sueños de transformar el destino del país lo convirtieron en uno de los hombres más queridos por el pueblo.

Los discursos de Camilo llevaban la fuerza visceral de su espíritu y el carisma de un ser humano excepcional. "Tan alta y firme como la Sierra Maestra es hoy la vergüenza, la dignidad, el valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este palacio hoy revolucionario del pueblo de Cuba".

Sus palabras el 26 de octubre de 1959, en el último discurso, mantienen intacto el espíritu del hombre y del héroe que ayudó a convertir a su tierra en un lugar mejor para todos. Desde el balcón del antiguo Palacio Presidencial lo vimos adiendo de fe y amor por su tierra.  

"Porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo", señaló Camilo Cienfuegos mientras un pueblo enardecido le secundaba para mostrarle confianza total.

Se vivían días difíciles en 1959. Las maniobras enemigas no impidieron que la Revolución continuara su camino definitivo hacia la independencia definitiva.

Foto tomada del sitio web Cubadebate.

Dos días después del mencionado discurso Camilo, luego de cumplir una misión en la provincia de Camagüey, centro del país, regresaba en un avión hacia la capital. En el aeropuerto de La Habana le esperaban con ansiedad.

Pero el Héroe de Yaguajay, como también se le recuerda en la Isla, no llegó a su destino. Las incógnitas ante su desaparición saltaban como balas de una ametralladora incontrolable.

Angustia, dolor, incertidumbre llenaron las horas y los días de los cubanos. Piedra sobre piedra, los ojos de militares y pescadores otearon todos los rincones posibles del mar. El 12 de noviembre de 1959 Fidel Castro dio la noticia terrible al pueblo.

"Y el consuelo que debe de tener nuestro pueblo, es que en el pueblo hay muchos Camilos", dijo el jefe de la Revolución cubana. El dolor no cesa.

Cada año, mientras las flores inundan el mar y viajan en las corrientes de los ríos de toda la Isla, las palabras del Fidel vuelven como una fuerza luminosa: "Porque lo único que nosotros podemos pedirle a nuestro pueblo es que cada vez que la Patria se encuentre en una situación difícil, que cada vez que la Patria se encuentre en un momento de peligro, se acuerde de Camilo".

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