Historias panamericanas: Agostini fue mucho más que estocadas

Jorge Agostini, atleta y revolucionario cubano. Foto: Radio Reloj.

Por: Víctor Joaquín Ortega


Jorge Agostini detiene a su rival, riposta, vence. Juegos Centrocaribes de Barranquilla 1946, campeón de florete. Encabeza también el seleccionado cubano que conquista las medallas de oro en esta arma y la espada. Cuatro años después, en el certamen albergado por Guatemala, plata en la lid individual y oro por equipo como floretista.

Luego, en los Primeros Juegos Panamericanos, a lo 41 años, consigue bronce en espada y florete en la especialidad colectiva. Compitió en Londres 1948 aunque no logró llegar al podio. Pero, ¡cará…!, estoy hablando de esgrima y este hombre fue mucho más que ese deporte, aunque lo amara. 

Nacido el 5 de febrero de 1910, en Mayarí (entonces provincia de Oriente y ahora parte de Holguín), ingresó como guardiamarina en la Academia Naval de Mariel, en 1926. Allí se graduó de Alférez de Fragata y pasó al cuadro de oficiales de la Marina de Guerra Nacional posteriormente.

Hombre digno, batalla contra la tiranía machadista. Lo persiguen, la muerte muy cerca: debe exiliarse en 1933. Retorna a su país en 1936 y sigue en el combate. Por su actitud es escogido para integrar el primer grupo muy unitario de los internacionalistas de la Mayor de las Antillas, organizado por el Partido Comunista para apoyar a al pueblo español en su guerra contra el fascismo.

Forma parte de la Armada Republicana. Comandante de su embarcación hostiga a las naves nazis. Lo hieren. En cuanto se repone, regresa a la pelea. En la Base Naval de Cartagena lo sitúan al frente del submarino C-4 y con su bregar consigue unir los puertos de las zonas leales divididas por el enemigo.

Es el autor de la letra del himno de la Asociación de Combatientes por la Libertad, a la que musicaliza el compositor espirituano Julio Cueva, capitán director de la banda de la División 46: “…la que rindió póstumos honores a los bravos cubanos caídos en la pelea: el comisario Pablo de la Torriente Brau y el comandante Policarpo Candón…”, como le expone a Nicolás Guillén en entrevista realizada en medio de una trinchera. Agrega sobre su banda: “…de 60 hombres que éramos antes de Teruel, solo quedamos 15 y debí reorganizarla en Hospitalet¨.

Jorge es uno de los encargados de la retirada de los voluntarios de las Brigadas Internacionales de todos los frentes. Cueva y Agostini sufren, como muchos, lo que llamo la neutratraición de lo peor de las naciones occidentales, aún más después del revés y la desmovilización de las fuerzas fieles al internacionalismo: presos en un campo de concentración en territorio francés.

La maldad es pagada: las botas nazis pisotean París. La solidaridad mundial y de su propio país permiten la liberación de ambos y la vuelta a la patria. en 1939. Siguen enfrentando lo incorrecto. No se quedan con los brazos cruzados ante el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 en Cuba.

A menos de un año de competir en los panamericanos de 1951, Agostini combate otra vez contra loa antipueblo. Los esbirros tras él. El exilio. No se conforma con actuar desde Miami. Clandestino en La Habana. Conspira entre los miembros de las fuerzas armadas. Va hacia una reunión. Junio 9 de 1955. Calles 2, 4, 15 y 17. Vedado. Baja del auto. Hacia la casa seleccionada. Traición. Los sicarios. Apresado.

A las órdenes de Laurent, teniente del Servicio de Inteligencia Naval, “dos hombres” lo sujetan. Culatazo sobre la nuca. A continuación, disparos, disparos, disparos... A los carros. Lanzan el cuerpo frente a la Casa de Socorros de la localidad. El cuerpo, la camilla, el salón. Los médicos únicamente pueden extender el certificado de defunción. La víctima presenta numerosos orificios de entrada y de salida de proyectiles, 13 en el cráneo.

Fidel Castro denuncia el hecho en la revista La Calle, vespertino dirigido por el revolucionario Luis Orlando Rodríguez: “¿Quedará sin castigo la salvajada? ¿Tiene acaso un grupo de hombres el derecho de arrancar la vida a sus semejantes con más impunidad que la que tuvieron los peores gánsteres? Hoy es Jorge Agostini, nuevo mártir en la lucha por la liberación nacional. ¿Quién será el próximo combatiente en caer acribillado?”.

No pudieron desaparecerlo a pesar de esa orgia de horror. Volvió, como siempre, al frente de su pueblo para luchar por la libertad. En la defensa de ella, enfrentado lo mal hecho venga de donde venga, siempre su ejemplo vibra y nos estremece.

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