Calidad crecida: los panamericanos

Cuba clasificó para el torneo femenino de voleibol de los Panamericanos de Santiago 2023. Foto: Ernesto Beltré (Norceca).

Por: Víctor Joaquín Ortega

El nacimiento de los Centroamericanos, Ciudad de México 1926, fue un tremendo impulso para la aparición de la mayor fiesta deportiva de América. El triunfal desarrollo de aquel certamen, que desde Panamá 1938 agregó con justicia lo del Caribe, fertilizó la idea de los Panamericanos y el accionar en su favor. También el Comité Olímpico Internacional motivó el surgimiento de este certamen con una calidad y masividad superiores.

Como escribió el periodista cubano Enrique Montesinos en su libro Juegos Panamericanos (Editorial Deportes, edición tercera, 2014): ¨El conde Henry de Baillet Latour, presidente del Comité Olímpico Internacional desde 1925 hasta 1942, tenía la certeza de que redundaría en un mayor desarrollo y esplendor de los Juegos Olímpicos la realización de competencias regionales en todo el planeta, de forma que dedicó no pocos esfuerzos para influir en su instalación”.

La iniciativa no cristalizó de inmediato, a pesar de las reuniones de los delegados americanos con este objetivo en la magna cita de Los Ángeles 1932 y Berlín 1936, pasos principales sin que fueran los únicos. En Buenos Aires se realizó el I Congreso Deportivo Panamericanos en 1940 donde surgió el Comité Deportivo Panamericano que tendría a su cargo la celebración cada cuatro años de la justa, y se acordó escenificar la primera en la capital de Argentina.

El camino hacia el éxito parecía abierto cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Pero el anhelo de la nueva contienda atlética no murió y en Londres 1948 se efectuó el Segundo Congreso Deportivo Panamericano. Ahora sí el avance estaba expedito y Buenos Aires, en 1951, sería el escenario de dichas competencias donde participaron representantes de 19 países del 5 de febrero al 9 de marzo.

Los argentinos encabezaron el medallero con 68 de oro, 47 de plata y 39 de bronce, seguidos de Estados Unidos con 46, 33 y 19. Cuba ocupó el tercer puesto con 9-9-10. ¡Qué digna labor de nuestros muchachos y muchachos en la tierra de Carlos Gardel a pesar de tener que enfrentar tantas vicisitudes en la Cuba encadenada! Por encima de todo, no debemos olvidarlos.

Asombra esa segunda plaza para Usa, la mayor potencia mundial en los deportes con una contundente victoria en Londres 1948.Sin embargo, no es de extrañar si vemos que de esa nación no vinieron los mejores contendientes siempre pues pensaron que con figuras de segunda línea y hasta de tercera podían imponerse, mientras que la sede se había preparado con esmero para la lid desde hacía muchos años y presentaron la delegación más poderosa que podían.

No obstante, en dos disciplinas los de Estados Unidos mostraron un dominio extraordinario debido a su técnica y preparación física muy por encima de los demás: el atletismo y la natación. En la primera, conquistaron 17 coronas y 8 en la segunda.

Tampoco la dirigencia de país del norte, mucho más allá de la deportiva, se había percatado del filón propagandístico proporcionado por la justa para demostrar su superioridad, su desarrollo, su sistema de vida, robados en gran medida al subdesarrollo del llamado Tercer Mundo, con el traspatio latinoamericanos entre sus víctimas y así, además, humillar a sus contrincantes y a esos pueblos.

No era el sentir y el actuar de la mayoría de sus atletas, pero esa visión adquirió fuerza y obstaculizó la concepción de un certamen existente para reforzar la amistad, la comprensión y el apoyo entre los habitantes del continente, la que debe prevalecer. 

 

LLHM

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