El pequeño Felipe Pozo Hernández junto a su abuela. Foto: de la autora. |
Por: Liliam López Cruz
Su preferencia por la pintura llevó a Felipe Pozo Hernández a integrar, junto a otros niños, el Taller de verano de artes visuales que se imparte en la Casa de Cultura Eloísa Albaregede de la localidad de Alamar, en el municipio Habana del Este.
Diagnosticado desde pequeño como un niño con trastorno del espectro autista (TEA), a cada encuentro lo acompaña su abuela Teresita Fornés, quien tras la muerte de los progenitores asumió totalmente la patria potestad de su nieto.
Fornés comenta en el siguiente audio para la emisora COCO sobre cuánto le cambió la vida al desempeñar, sin proponérselo, el rol de padre y madre:
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