Palabras que lesionan el ámbito deportivo (Parte I)

Foto: Comunicare.es

Por: Víctor Joaquín Ortega


Hay palabras que lesionan la Cultura Física, sobre todo en la parte competitiva, en su más alta categoría. Hay frases que se han hecho comunes en los medios, muchas inventadas y hasta popularizadas.

Por ejemplo: recién ante los reveses sufridos por las guerreras softbolistas cubanas frente a la representación boricua en diversos certámenes, le han llamado reiteradamente a este equipo “la bestia negra” de las nuestras.

Además de catalogarlas como nbestias le han puesto el color. Y siento que se desliza un sabor racista. ¿Todo lo malo es negro? Vaya visión maltrecha. Por qué insistir en ello, ¿acaso Vladimir Visotski fue la bestia soviética de Teófilo Stevenson, Pedro Luis Lazo la pinareña de Industriales o Mijaín López es la de tantos luchadores clásicos?

¿No hay otra manera de nombrar a quienes se han impuesto repetidamente a una representación rival? Algunos opinan: se dice así, es lo acostumbrado, es una imagen: pues mala costumbre, imagen fallida, y porque bastantes la usen no significa que sea correcta.

En la lucha se propina una bofetada en ese sentido al llamar gladiadores a los practicantes de esta disciplina. Los gladiadores eran esclavos, casi todos prisioneros procedentes de las poblaciones derrotadas, escogidos por su físico y preparados hasta en escuelas y eran usados para divertir en orgias sangrientas a los poderosos y, a la vez, pervertir a las masas al son de pan y circo.

Las barbaridades cometidas en aquellos escenarios asesinos, especialmente en Roma, acaso tienen algo que ver con esta disciplina de combate, fundadora de los Juegos Olímpicos modernos y existente entre los helenos.

Hay otro vocablo que lacera estas lides del músculo. En lo gramatical y lo ideológico, escondrijo de la verdad, mordida al pensamiento. Un elenco beisbolero pierde un encuentro debido a un gran cúmulo de marfiladas. Un contendiente queda por debajo de sus condiciones, de sus perspectivas y suelen comentar: su defensa fue discreta. Cuando solo cabe la palabra “mala” o “malo”. Digamos la verdad: edulcorar es mentir.

Situar la realidad debajo de la alfombra es un yerro terrible y en algún momento comenzará a apestar. Y algún día, junto a otros deslices de este tipo, saldrá de allá abajo y derrumbará la mentira y debilitará la credibilidad.

Señalar que un conjunto o un contendiente no ha estado bien no es ofenderlo. Al contrario, es ayudarlos si no los fustigamos, si vigorizamos también la esperanza, la fe en ellos mismos y los conducimos al análisis de su caída sin aplastarlos. Y el señalado encubrimiento lesiona en cualquier trinchera de la vida.

No son las únicas, pues existen otras frases y palabras de este tipo y en otros textos hablaremos sobre ellas.

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