Exhortemos al empleo laborioso que embellece y que
nos nutre. Ilustración: ACN
Por: Reynier
Rodríguez
En estos tiempos tan complejos, de trabajo, insuficiencias materiales y bloqueo económico y financiero, las cubanas y cubanos celebramos no en un día, sino en toda una semana el Día Internacional de los Trabajadores.
La fecha del primero, ahora, se multiplicó por cinco. Recreación, deporte, acciones culturales, distinciones, reconocimientos, diálogos con viejos dirigentes, con grupos de amigos de Cuba, jornadas de trabajo intensas y hasta entrega de banderas de Colectivo Vanguardia Nacional.
Hubo de todo para hacer mejor la fiesta, recordando el 170 aniversario del natalicio de José Martí, nuestro Héroe Nacional, y los 70 años de que los muchachos de la Generación del Centenario fueran a tomar la Historia por asalto. Ambos sucesos forman parte de la herencia cultural que está de fondo en días de celebraciones como estas.
Por ejemplo, José Martí habló en estos términos: “El trabajo me engolosina. El trabajo me pone alas. A otros embriaga el vino; a mí el exceso de trabajo”. En una carta dirigida al amigo Serafín Bello, expone que el obrero no será un ser inferior porque carezca de recursos, ni se le ha gobernar de mala fe, ni desdeñarlo por su clase y condición. Por el contrario, afirma el Héroe Nacional, lo más correcto es, y cito, “abrirle, de hermano a hermano, las consideraciones y derechos que aseguran en los pueblos la paz y la felicidad”.
Hay otra frase que apasiona, publicada por el más universal de los cubanos en La Opinión Nacional, de Caracas, y La Nación, de Buenos Aires. Dice así: “El trabajo embellece. El trabajo disciplina. El trabajo nutre, la pereza encoleriza y enloquece, El trabajo rehace en el alma las raíces que le arranca la muerte. El trabajo es piadoso”.
Abramos este día las alas al trabajo creador, honrado, exento de prácticas malintencionadas, y cerremos paso a aquellos que laceran el espíritu del movimiento proletario, con acciones condenables. Otra forma de dañar a la Revolución cubana y la memoria de sus líderes eternos.
Uno de ellos, Fidel Castro, se refirió en una ocasión a esos desmanes. En un discurso ofrecido el 4 de abril de 1997, señaló:
“¿Es justo que el país, envuelto en una batalla heroica, como está envuelto, contra el bloqueo y por levantar la economía, se vea acosado por ese tipo de problemas, que además son estimulados por el enemigo, aconsejados por el enemigo, que constantemente está exhortando a violar la ley, a robar, a hacer sabotajes, a hacer daños a la economía? Ese tipo de fenómenos hay que combatirlos; los delitos en general hay que combatirlos”
Condenemos la actitud de los que roban y destruyen. Exhortemos al empleo laborioso que embellece, y que nos nutre; y critiquemos al que opta por lo fácil y nos hace ver más lejos el orden y la paz.
Ha sido una semana más de trabajo en cada rincón de nuestra patria, pero ha sido una semana provechosa. Y si atendemos a las muchas voluntades ya juntadas, hasta el viernes, desde que se pospusieron las celebraciones del pasado lunes, hoy tendremos que reconocer que fue también, en Cuba, una semana mejor.
LLHM