La última vez al bate del Caballero Oms

Alejandro Oms Cosme

Por: Víctor Joaquín Ortega

 Acaricia el madero. Hace varios “suines ". Alejandro, el Caballero, Oms bateará por última vez  en su vida. Inicio del penúltimo mes de 1946. Campeonato  de la Liga Profesional de Cuba. El estadio suspira triste y no lo puede esconder. Casi ciego, la tuberculosis desgarrando al destacado atleta. Acaba de salir del sanatorio. Sus tres intentos. No encuentran la bola, En realidad lo inscribieron en el torneo para que se buscara algunos pesos. Al menos, podrá pagar el pasaje de retorno a Santa Clara  Allí morirá el 5 de noviembre de ese año. Allí había nacido el 13 de marzo de 1895.

Era un niño y tuvo que despedirse de su pupitre en la escuela pública. Trabaja en lo que puede para aportar a su familia. Se convierte en un herrero. Y a ganarse los frijoles a  mandarriazos entre las llamas. Pero está enamorado de la pelota. El enlace a primera vista en el barrio, en los placeres, en los ensueños. No por gusto allá está el Boulanger Park.

 De adolescente y joven sobresale en los solares yermos, en cualquier espacio que le permita mostrar su pasión y su talento. Con luz propia actúa en el jardín central de El Chicago, La Pastora, Dobarganes, El Tosca, Los Piratas... Si deslumbra con sus recitales de fildeo, no se rezaga en la ofensiva.  A los 27 años de edad pasa al profesionalismo. Pagos ínfimos, aunque mejora algo y está en lo que le gusta.

¡Qué clase d debut con el Santa Clara en la Serie l922- l923. !  Average de 436, 4l jiles y 7 dobles y 3 triples entre ellos. Añade 7 bases robadas Asciende mucho más. Vibra en el alma de la afición. Es protagonista en las conversaciones de expertos y de gente de la grada.  “Ese zurdo sí es un jardinero central: ¡cómo fildea, tira y batea! Todo lo hace bien y con elegancia. Nunca se altera, no es grosero, no protesta…Es un caballero, sí, él es Caballero Oms…” Ese será su verdadero nombre.

 Brilla con  Habana, Almendares, Matanzas, Cienfuegos y San José. En l6 temporadas, conecta por encima  de 300 en l3 ocasiones,  promedio de por vida, 352; dos veces por encima de 400; conquista la corona de bateo en tres oportunidades, en la de más jiles y más anotadas en dos y la de robo en una.. En las Ligas Negras de Estados Unidos sobresale. En nuestro Salón de la Fama en 1944.  El racismo le niega arribar a las Mayores. Por cierto, la ruda labor de la herrería le fortaleció brazos  y muñecas, magnífica ayuda al usar la majagua.

Se agigantan las heridas de su patria en los años 40. No queda indemne. De contra, la mala alimentación, la situación empeorada, la miseria, le traen una enfermedad  terrible propia de la etapa: la tuberculosis, vampiro de los de abajo, especialmente de los negros. En el béisbol encuentra paraíso, no lo quiere perder aunque cada vez más es sombra de lo que ha sido. Y tiene que seguir jugando para que el hambre no se lo coma…

Para bien de su gloria, para bien de su deporte, debe retirarse. Su amigo Adolfo Luque, lo inscribe en el torneo 1945-1946, con el objetivo de que saque alguna ganancia. Mas no voy a volver a. llenarlos de tristeza al relatarle cómo fue el adiós a su amor. Eso sí, a pesar del ponche en el último intento al bate de su existencia, las gradas fueron un aplauso. También un intenso dolor.        

Una calle villaclareña lleva su nombre, mas alguna importante instalación debería honrarlo así y, a la vez, se honraría de esa manera. Ojalá fuera un estadio. Se lo debemos.

 

 

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