Odalys Revé, primera judoca de América campeona olímpica


Por Víctor Joaquín Ortega

La familia Revé Jiménez, residente en Sagua de Tánamo, provincia de Holguín, no podía siquiera soñar con alguno de sus miembros convertido en una estrella del deporte.

Los sucesivos desgobiernos parecían competir a ver cuál desgarraba más al país, y en la etapa de la tiranía batistiana aquella región  había sido bombardeada incluso.  

Las perspectivas cubanas eran muy distintas y para bien, cuando Odalys vio la primera luz en aquel territorio holguinero, el 15 de enero de 1970, y después se desarrolló.  

Faltaba mucho por recorrer, pero la libertad conquistada  mostraba caminos,  no pocos desconocidos por el pueblo hasta entonces, Se podían recorrer con aire triunfal si el soñador no estaba enajenado de quimeras y se batía por sus reales posibilidades como debe ser.

La muchacha de este relato abrió muy bien sus ojos y el pecho al judo, consciente de que sin el proceso que vivimos y construimos jamás habrían llegado a su pequeña patria el tatami, el kimono, los combates del arte marcial creado por Jigoro Kano.

La Revé supo encontrarse y andar por las rutas de Inder. Desde abajo, sin una “varita mágica” a su favor, fue ascendiendo. Brilló en la base. Avanzó. Medallas nacionales de diversas categorías. Centrocaribes: a lo más alto del podio en Ciudad de México 90 y Ponce 1993. Juegos Panamericanos: otras dos doradas, en  La Habana 1991 y Mar del Plara 1995. En  las citas mundiales: subtitular en 1991 y 1995, bronce en 1989 y 1993. Ganó la Copa del Mundo de 1995.  

En Barcelona 1992 se convirtió en la primera judoca americana que obtuvo la medalla de oro olímpica al imponerse en la división de los 66 kilogramos. Así  venció en los enfrentamientos: por jogo-gachi a Nei Ling Wo de Taipei; a la estadounidense Grace Lividen  por ko-soto-gari; a la húngara Anita Kiraly por morote-gari; a la inglesa Kale Howey por  yussey- gachi y, en la final, a la italiana Emanuela Pierantozi por waazari..   

Formó parte de la selección dominante Atlanta 1996. A pesar de e una lesión en la  rodilla aportó un  quinto lugar. Esa laceración pesó en su retiro. Por la labor realizada fue escogida con justicia entre los 100 deportistas cubanos más destacados en el siglo XX.

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