Graciela Mendoza, pequeña gigante de la marcha deportiva



Por Víctor Joaquín Ortega

La Habana. XI Juegos Panamericanos, en 1991. Marcha de los 10 kilómetros. Un joven periodista observa esta competencia  por la pequeña pantalla. Se ha preparado como debe ser para reflejar e interpretar las lides. 

Sonríe y mueve la cabeza  ligeramente al escuchar comentarios acerca de la caminata: “Esa norteamericana lleva tremendo paso. Ninguna puede con ella. ¡Y qué porte tiene! El camarógrafo sigue a la aludida: Debi Lawrence.

Mientras,  el del simple pensar no se calla: “Miren a esta chiquitica. ¿Qué hace aquí? Bueno, el ridículo…” Y continúa desbarrando. 

Se refiere a Graciela Mendoza de 1.66 metros de estatura y 48 kilogramos de peso. No impresiona por su físico, pero el novato de las letras sabe que es la favorita. 

La mexicana, nacida en Ixtapan, Ciudad de México, el 23 de mayo de 1963, desde que compite por las medallas ha enlazado la alegría varias veces y no solo en los torneos nacionales. 

Formada en el entrenamiento cotidiano y el fogueo de las contiendas, los Juegos Centrocaribes han apoyado su forja. 

Mujer plateada de Santiago de los Caballeros 1986 al conseguir 51:56.62 minutos, el pasado año se impuso en México, con 49:09.45 en el XVI clásico de este tipo.

Desea ser la mejor en la fiesta del continente, según declaró a la prensa antes de partir hacia la capital de Cuba. De pronto, alguien de los que rodean al novel reportero lo saca de sus pensamientos con algo lógico para él: “¡Miren cómo ataca esa pequeñita”. Sonríe de satisfacción.

La azteca deja atrás a la estadounidense. La sonrisa será mucho más amplia. Graciela se corona campeona panamericana con 46:41.56 y deja en el escalón plateado a la Lawrence: 46:51.63.

No será la última victoria de la citada muchacha. Avanzó del brazo de las piernas y el pecho por su disciplina y entrega. Campeona cuatro años después en Mar del Plata  con 46:31.93, que queda cómo récord de la distancia en el certamen porque la caminata ascendería a 20 kilómetros. Y en el debut del cambio en los panamericanos, Graciela ocuparía lo más alto del podio al lograr 1.34:19 horas en Winnipeg 1999. En los Centrocaribes de Maracaibo 1998 había vencido con 46:30.16 en la prueba a 10 kilómetros para fijar la marca  de estos certámenes.

Compitió en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000 sin brillar a pesar del esfuerzo. “El listón estaba demasiado alto”: en la primera justa triunfó la china Chen Yueling (44.32 minutos); en la segunda, la rusa  Elena Nikolaieva (41.49), y en la restante,  a 10 kilómetros, otra del gigante asiático: Wang Liping (1.29:05 horas).

Cuando los años caminaron más que ella, llegó el adiós al deporte activo para esta acorazada, quien jamás se ha apartado, ahora como instructora, de su gran amor: la marcha.

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