Pablo, de Cuba


Foto: Prensa Latina


Por Abel Rosales Ginarte

Como un puñal que atraviesa el mundo y estalla en mil canciones la noticia de la muerte de Pablo Milanés, desgarra la noche del Caribe. En el rincón preciado de la identidad cubana, en Bayamo, capital de la oriental provincia de Granma, vino al mundo y creció el poeta rebelde y el fundador del Movimiento de la Nueva Trova 

Estilo que conmocionó el mundo hispanohablante en el Siglo XX con canciones inolvidables: Yolanda, El breve espacio en que no estás, Años, No ha sido fácil, Para vivir, son algunos de los titulos convertidos en himnos.


¿Cómo vamos a despertar sin ti en la verde mañana de la isla? Ha muerto el trovador y la voz de generaciones de cubanos. A Pablo, de Cuba, lo siento cantando a mis amores imposibles, a la Revolución Cubana y a los tiempos más duros de la isla. Mientras escribo estas líneas evoca himnos de la trova: “No ha sido fácil tener una opinión que haga valer mi vocación, mi libertad para escoger”. 

Escuchar a Pablo para sentir a Cuba como una musiquita misteriosa y vital es un rito perfecto para los que nacimos en esta parte del planeta. A su fidelidad en las canciones nos hemos acostumbrado sin apenas notarlo. Cualquier dosis de egoísmo tendrá que ser perdonada por el bien de Pablo y de todos los que seguiremos fascinados por su verbo fácil, limpio y universal.

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En cualquier sitio de este mundo que compartimos, se habla hoy del trovador que se despide, del poeta con sus temores o flaquezas, pero lo que no podrá faltar será su nombre y el eco de la isla para acompañarle siempre: Pablo, de Cuba.

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