El bólido camagüeyano Rafael Fortún. Foto: OHC.
Por Víctor Joaquín Ortega
Los atletas centrocaribeños enfrentaron con mayor madurez los Juegos Olimpicos de Londres y Helsinki, efectuados en 1948 y 1952, respectivamente. Resalta, sobre todo, su labor en el "Deporte Rey".
Los de Centroamérica y el Caribe región brillaron en el campo y pista, y aquí referiremos esencialmente a lo mejor que alcanzaron en la capital inglesa.
Ya en las filas de las naciones caribeñas existía superior desarrollo, y en los I Juegos Panamericanos, en Buenos Aires 1951, demostraron lo aprendido en la escuela de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Y el surgimiento del gran torneo regional proporcionaba fogueo y motivación ascendientes.
¡Esos corredores caribeños, cará…! Los lidera el cubano Rafael Fortún, campeón de la prueba reina en la justa inicial continente con 10.6 segundos, seguido del estadounidense Arthur Brag (10.6) y el jamaicano Herb McKenley (11). Este último daría mucho de qué hablar y muy bien en las próximas competencias de envergadura.
En los 200, semejante resultado con 21.3 segundos para el camagüeyano, 21.4 para el de Estados Unidos y 21.5 para Herb.
Luego, en el relevo corto, la Mayor de las Antillas plata gracias a Fortún (el finalista), Jesús Farrés, Ángel García y Raúl Mazorra, con 41.2 segundos. La delegación cubana termina en el tercer puesto del medallero: 9-5-10, superada solo por la de la sede (68-47-39) y la de Estados Unidos (46-33-19).
Fortún, apodado entonces como El Ciclón del Caribe, brillaría extraordinariamente en los Juegos Centroamericanos con tres triunfos consecutivos en los 100 metros planos: 1946, 1950 y 1954, con el agregado de otra presea dorada en el relevo de 1950 y tres de plata: en los 200 de esta cita y en el combate del cambio de batón en los restantes.
Era el heredero de aquellos compatriotas que, a pesar del maltrato social, refulgieron por su velocidad en los inicios de la contienda, Alberto Torriente, Conrado Rodríguez, Jacinto Ortiz, Gustavo Alfonso, Armando Barrientos, Mario González, Norberto Verrier, Francisco Arango...
Sin embargo, en la magna lidia no encabezó la región. Fortún llegó a semifinalista en los 100 de Londres 1948 y Helsinki 1952 y en los 200 de la justa finesa. Es justo señalar que en la distancia más corta programada en Helsinki fue cuarto en la presemifinal, pero entonces solo se actuaba en seis carrileras. De ser como ahora hubiera pasado a pelear por un puesto en el podio.
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En la capital de Inglaterra, un caribeño se coronó con 46.2 segundos en los 400 llanos: Arthur Wint, de Jamaica. Herb McKenley fue su más potente rival (46.4). El triunfador logró plata en los 800 (1:49.5 minutos). Lloyd LaBeach, de Panamá, ocupó el lugar bronceado en los 100 (10.4) y los 200 (21.2), y Herb fue cuarto en la media vuelta a la pista.
Hombres dorados sobre corceles: los mexicanos, al frente Humberto Mariles, se coronaron en individuales y por seleccionado en el Premio de las Naciones, bronce en la prueba de los tres días. Su coterráneo Joaquín Capilla, tercero en plataforma y cuarto en trampolín.
Los basquetbolistas aztecas, en el cuarto sitio. Su paisano Ávila, quinto en 100 de espalda.
El levantador de pesas trinitario Rodney Wilkes, subcampeón de los plumas. Juan Venegas, de Puerto Rico, tercero entre los gallos y primer medallista olímpico de su nación. Plata en star para el yate cubano Kurush III, tripulado por Carlos de Cárdenas Gumel y Carlos de Cárdenas Pla. Su compatriota, el pesista, Orlando Garrido, séptimo en los 75 kilogramos.
La corredora Cynthia Thompson, de Jamaica, con un digno sexto lugar en los 100 metros planos.
En próximas ediciones visitaremos Helsinki para presenciar los Juegos Olímpicos de 1952.