Foto: Eduardo Douglas Pedroso |
Por: Isabel María Calvo
Quienes residimos en la capital cubana hemos de cultivar un orgullo peculiar. Nos levantamos cada mañana , caminamos, trabajamos, paseamos, vivimos y respiramos en el espacio físico en el que nació un menudo bebé que se crecería hasta convertirse en gigante universal, trascendiendo los limites de tiempo y de espacio.Aqui nació Jose Martí,el Apóstol de la Independencia de Cuba.
Ese sano orgullo debería generar en cada poblador capitalino la necesidad de hacer a diario algo para mejorar de alguna manera cada pedacito de ésta que es sin dudas la ciudad natal de El Hombre de la Edad de Oro, dignificada además por la amplia obra de la Revolución con el liderazgo de Fidel Castro, atesorada también por el pensamiento y accionar restaurador del Doctor Eusebio Leal, su historiador, quien ha trascendido más allá de su existencia física.
Todo lo anterior debe servirnos de motivación para que tratemos de mejorar lo que hacemos como estudiantes, profesionales, madres, padres, hijos, amigos o compañeros; en fin para que ejecutamos acciones que nos conviertan en mejores seres humanos con impacto positivo en nuestro entorno comunitario, especialmente ahora integrados a ésta etapa intensiva de la campaña antivectorial por un ciudad más higiénica y saludable.
Vamos siendo mejores personas si de alguna forma logramos materializar á través de buenas acciones el apego, el cariño , el amor y adhesión que sentimos por esta urbe que es no por casualidad el símbolo de Cuba ante el mundo, en tanto hermosa lugar en el persiste como núcleo fundacional La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad y en su total plenitud La Habana, Ciudad Maravilla del Mundo Moderno.Asi vamos acercándonos más al pensamiento y a la vida de nuestro José Martí, de Fidel Castro y de Eusebio Leal, eterno enamorado y novio de La Habana.
Seremos cada vez mejores ciudadanos si logramos transformar en útiles acciones la emoción que sentimos cuando miramos hacia el mar desde la cercanía del Malecón por ejemplo en el área del Complejo Gastronómico Hola ola, o desde los jardines del emblemático Hotel Nacional de Cuba, el cual posee un espacio declarado también Patrimonio de la Humanidad, sitios éstos que nos ofrecen vistas bellísimas de las que no escapan las añejas fortificaciones existentes ya en la época en la que nació y vivió Martí.
Por nuestro cariño convertido en sensibilidad para cuidarla, preservar la y atesorar su legendaria hermosura, espera con los brazos abiertos esa sensual y delicada dama que es nuestra ciudad.