La ofensiva, principal baluarte en las aspiraciones azules, sigue sin estar a la altura. Foto: Tomada de JIT |
Por Arian Alejandro
Luego de barrer a Holguín el pasado fin de semana y de noquear a Las Tunas en el primer duelo, los dirigidos por Guillermo Carmona volvieron a tropezar al ceder en el enfrentamiento con los Leñadores dos juegos por uno y de manera global tres por dos.
Parecía que con el 11x1 del martes se había despertado la ofensiva de Industriales.
Pero claro que no se puede producir esa cantidad de anotaciones en cada encuentro y, más allá de actuaciones individuales de algunos lanzadores y de las ausencias por lesiones, la base de los Azules es el bateo, cuya inestabilidad ha provocado el descenso en la tabla de posiciones.
Las derrotas no fueron las peores noticias para el mánager capitalino. Una nueva lesión, esta vez de Wilfredo Aroche, así como la manera en la que fue vapuleado José Pablo Cuesta, ponen la voz de alarma en un tono mayor.
Con tantas bajas el lineup citadino sufre cada vez más. Ahora Dayron Blanco se ha visto obligado a cambiar su rutina madero en mano, pues al ocupar el sexto o el quinto turno su capacidad impulsadora debe ser mayor.
Quizás cambiarle a segundo en la tanda para mantener el centro del orden al bate ya conocido sea una alternativa para el tercio final de la Serie Nacional de Béisbol.
La desición de darle un día más de descanso a Cuesta no resultó. De todos modos FranK Herrera no tuvo una apertura desacertada, volviendo a fallar el pitcheo relevo, en este caso Héctor Ponce.
El reto se hace más fuerte, pero sigue estando en las manos de los Azules el boleto a los play off. Lo importante es encadenar triunfos consecutivos, principalmente ante rivales que están por delante y que en caso de empate también cobrarían mucho valor los enfrentamientos particulares.
Desde el centro del diamante seguimos haciendo swing de león.
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