(Foto: www.recreoviral.com) |
Autor: Doctor Alberto Quirantes
Hernández
Masticar
forma parte de la función digestiva. Está presente en un gran número de
especies de animales, el hombre entre ellos. Cuando masticamos se tritura la
comida ingerida durante nuestra alimentación diaria.
La especie humana mastica con sus piezas dentarias, especÃficamente con las muelas, en estrecha colaboración con la lengua. Los extremos de estas, aquellas que hacen el primer contacto con las comidas, se llaman cúspides y obligatoriamente necesitan desplazarse para facilitar la trituración de los alimentos.
Naturalmente, este proceso se realiza con diferente intensidad de ruidos o sonidos, dependiendo fundamentalmente de quien lo realiza, su anatomÃa bucal, sus costumbres y el tipo de comida que ingiera.
En función de masticar
Existe una buena coordinación de movimientos también entre los labios, la mandÃbula inferior, las mejillas y los músculos de la lengua. Llevan continuamente los trozos más grandes de comida bajo la acción trituradora de los molares.
Las piezas
dentarias llamadas incisivos penetran en el alimento con el fin de desgarrarlo.
Después son triturados por los molares.
Al mismo tiempo las mandÃbulas se cierran fuertemente realizando movimientos laterales con el fin de moler más finamente al alimento.
Este coordinado y complejo mecanismo de la masticación es imposible de realizar en completo y absoluto silencio.
Los ruidos de la boca
Experimentalmente fue descubierto cómo cuando las personas podÃan escuchar su masticación al concentrarse en esta función fisiológica al momento de su realización, comÃan menos
Por eso es una buena idea para quienes deseen ingerir menos alimentos, guardar silencio mientras comen y atender solamente al ruido de sus mordidas y masticadas.
Tienden a ingerir menos vÃveres cuando son más conscientes de estos sonidos fisiológicos. Ver televisión o escuchar música puede enmascararlos al eliminar uno de sus sentidos y pudiera acabarse comiendo más de lo calculado.
Fue investigado
Se realizó una investigación en la Universidad de Brigham Young, en Utha, Estados Unidos, y publicada en la revista Food Quality and Preference. Los sujetos de experimentación llevaban auriculares, donde se reproducÃa un ruido alto o bajo mientras ingerÃan determinadas comidas.
Quienes escucharon el ruido bajo con mayores posibilidades de oÃr su propia masticación, ingirieron menos comida en relación a quienes oyeron los ruidos más elevados.
Al centrarse más en el sonido provocado por su masticación, redujeron el consumo de alimentos.
Aunque realmente las cantidades disminuidas fueron pequeñas, a lo largo de las semanas o meses de concentrarse en el ruido de su masticación, el efecto tendrÃa un efecto sumatorio en relación a la disminución del volumen de sus comidas y esto se convertirÃa en un arma más en la batalla por mantener un peso adecuado o rebajar las libras sobrantes.
Obesidad en Cuba
El 43 por ciento de la población cubana tiene Ãndices de sobrepeso, cifra incrementada con el paso de los años.
Este preocupante hecho puede atribuirse a modificaciones desfavorables del estilo de vida del cubano en general como la ingestión de comidas con elevadas cantidades de calorÃas, poca actividad fÃsica y sedentarismo en general.
Semejante situación constituye un factor propiciador de otras enfermedades crónicas, entre ellas diabetes mellitus, hipertensión y cardiopatÃas, estas última una de las principales causas de fallecimiento en el paÃs.
De ahà que es necesario aportar nuevas ideas como la reportada en este trabajo con el fin de incorporarla a la estrategia general en la lucha contra la obesidad en Cuba.
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