A cuatro siglos del ascenso a la eternidad de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso



Diseño: Gilberto González García

Autor: Eduardo González García

Quiso la Parca dejar una marca indeleble en la historia de la literatura, llevándose al Olimpo de los genios, el mismo día, a las tres mayores plumas de los siglos XVI y XVII.


El 23 de abril de 1616, hace hoy exactamente 400 años, dejaron de latir los corazones de Miguel de Cervantes Saavedra, “El Príncipe de los Ingenios”, el más importante de los escritores de habla hispana; William Shakespeare, el dramaturgo, poeta y actor más emblemático de la lengua inglesa, y el Inca Garcilaso de la Vega, “Príncipe de los Escritores del Nuevo Mundo”, calificado como el primer mestizo espiritual de América.

En homenaje a estos tres gigantes de las letras, cada 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

Sería casi un sacrilegio cualquier intento de resumir aquí, aunque fuera muy brevemente, la vida y obra de ellos y solo nos queda el consuelo de saber que, seguramente, usted habrá leído, al menos, algún título de cada uno.

Por ejemplo, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

¿Quién no ha leído, también, alguna de las grandes tragedias de Shakespeare, como Romeo y Julieta, Julio César, Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth, Antonio y Cleopatra, Coriolano, Timón de Atenas, y Troilo y Crésida?

Gómez Suárez de Figueroa, más tarde conocido como el Inca Garcilaso de la Vega, nació en el Cusco, en 1539, hijo del conquistador español capitán Sebastián Garcilaso de la Vega y de la ñusta o princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac, emperador del reino de las cuatro partes o suyos o Tahuantinsuyoz (nombre del Imperio incaico en su lengua nativa quechua).

Dejó una extensa obra como historiador, en la que destacan sus Comentarios reales de los incas, La Florida del Inca, y la Historia general del Perú.

He mencionado apenas una ínfima muestra de la extensa producción literaria de estos tres grandes.

Si extraordinarias son sus creaciones, también lo son sus biografías.

Cervantes fue “El Manco de Lepanto”, apodado así por haber perdido la movilidad de un brazo, al ser herido en aquella famosa batalla.

De Shakespeare se llegó a decir que era mujer, y algunos niegan su autoría de varios libros.

Muchos acusan a Gracilazo de numerosos errores en sus crónicas, a veces con razón, y otros ponen en duda hasta la fecha de su muerte.

Pero es innegable la trascendencia de estos tres descomunales pilares de la literatura, cuyo deceso simultáneo, hace exactamente cuatro siglos, marcó para la eternidad la historia de las letras.

Hoy, Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, erigido monumento a sus memorias, es fecha propicia para releer algunas de las páginas maravillosas que nos han legado.

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