Petronila Ernat Vázquez. Foto: Revista Tiempo 21 |
Cada vez se ve con mayor frecuencia en los barrios mujeres que superan las ocho décadas de vida y se muestran totalmente lúcidas, haciendo mandados mientras ayudan a sus familias en otros quehaceres hogareños.
La esperanza de vida en Cuba se elevó hasta los 78,45 años durante el perÃodo de 2011 a 2013, lo cual constituye un incremento de 0,48 años con relación al perÃodo 2005-2007, según la Oficina Nacional de EstadÃsticas e Información (ONEI).
Las mujeres viven más que los hombres en la Isla. El estudio Esperanza de vida 2011-2013 arrojó que las féminas presentan mayor longevidad (80,45 años) mientras que la de los hombres es de 76,50.
El dato despierta curiosidad cuando se conoce también que debido a que la mortalidad femenina tiene un comportamiento distinto a la masculina, su esperanza de vida al nacer es superior en todas las provincias.
Existen un grupo de programas a su favor que chequea sistemáticamente su bienestar, entre estos: el materno infantil, asà como los de detección precoz del cáncer cérvico-uterino y de mamas, de una maternidad y paternidad conscientes, de atención al adulto mayor que incluye a las mujeres, de prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS), Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), y SÃndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
La naturaleza fue bondadosa con las mujeres al otorgarle privilegios que solo ellas poseen como es la maternidad, condición donde se alzan victoriosas, no obstante el sacrificio que significa ser madre. El lÃder histórico de la Revolución Fidel Castro las llamó en una ocasión el taller natural donde se forja la vida.
La crianza de los hijos, el trabajo en la calle, el cuidado de la familia cuando enferma alguno de sus miembros, la doble jornada en la casa donde la mayorÃa de las veces es ella quien realiza los quehaceres, son actividades diarias que las hacen ser fuertes y resistentes. Por todo ello, bienvenida la longevidad para las mujeres que bien se lo merecen.
Homenaje a ellas es igualmente la frase de José Martà que deviene verdad irrefutable: “Las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se estremece y ayuda, cuando la mujer, tÃmida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible”.