Foto: TeleSur |
Autora: Caridad Labrada Curbelo
Cuba se alista a enfrentar los posibles
incendios forestales con riesgo para los próximos meses, debido a los efectos
de la sequía que durante el año 2015 inició el proceso de desequilibrio del
ecosistema general de la isla caribeña.
Aunque las atípicas y abundantes lluvias de enero, por el paso de frentes fríos, favorecieron en La Habana y el occidente del país una mejoría en los niveles de humedad, hasta mayo próximo existe alta probabilidad de que las llamas provocadas por actitudes humanas negligentes deterioren el medio ambiente como en años anteriores.
Abundantes son las investigaciones realizadas sobre el tema clima en Cuba, donde existen dos períodos bien definidos, es decir, tiempo de lluvia y de sequía, explicó recientemente Jorge L. Jiménez, director del órgano del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la Ciénaga de Zapata, principal humedal del Caribe insular.
Precisamente, en la mayor nación antillana el comportamiento de la pluviosidad en los primeros meses de cada año resulta cada vez menor y esto incide de manera negativa durante la temporada de alta probabilidad de incendios, situación que previene a la población cubana a evitar sus lamentables consecuencias de pérdidas fundamentales en la economía y la naturaleza.
Al respecto, se insiste en adoptar las medidas orientadas por el Ministerio del Interior y su Cuerpo de Bomberos, tendientes a minimizar los posibles siniestros en la etapa más activa de los meses venideros, fundamentalmente en aquellos lugares de mayor endemismo natural.
Conocida es la ocurrencia cada año de incendios que ponen en peligro la naturaleza, su flora y fauna, sobre todo en numerosas hectáreas de zonas declaradas Reservas de la Biosfera y sitios Ramsar, como las existentes en Playa Girón y la Ciénaga de Zapata, en Matanzas, así como también en las regiones rurales y boscosas, abundantes en frutales y recursos maderables de La Habana.
El cuidado ciudadano sistemático y del Cuerpo de Guardabosques exhorta al cumplimiento del plan vigente para hacer frente al embate del fuego, a partir del uso de los medios técnicos, personal calificado y comunicaciones, sin obviar la prevención que exhorta a no arrojar colillas encendidas, chequeo constante de los medios de transporte automotor y la vigilancia personal como principal ¡alerta ante los incendios forestales!
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