Los actores Raquel André y Tiago Cadete en la obra teatral Turbo Lento. Foto: Enviada por el Autor |
Autor: Jesús Muñoz Machín
El
portuñol (mezcla de portugués y español) como protagonista del diálogo.
Un encuentro al filo del mediodía cuando el sol calienta con más
intensidad la capital de esta Isla. La obra Turbo Lento, estrenada hace
unas semanas solo era un pretexto para conversar con una de sus
protagonistas, la actriz lusa (radicada en Brasil) Raquel André.
El Complejo Cultural Raquel Revuelta acogió la puesta en escena de André junto a su compatriota Tiago Cadete,
una propuesta que discurrió entre la relación tiempo y espacio, génesis
de muchos cuestionamientos sobre la contemporaneidad y el viaje humano
en busca de lo que no existe, en lugar de reivindicar lo que nos
pertenece.
Turbo
Lento es exploración performática, mixtura de lenguajes y estilos que
se explicita a través del teatro, danza, artes plásticas, visuales y
música.
Sobre las múltiples posibilidades comunicativas de la obra, Raquel
expresó: “No queríamos que vieran algo concreto, y por eso dejamos las
posibilidades abiertas. Creamos historias con una determinada
dramaturgia pero dejamos un espacio a la imaginación de las personas
para que cada cual haga su propio viaje.
“Esa
forma estética ofrece la posibilidad de que personas de diferentes
lenguas y culturas puedan relacionarse con él. Trabajamos con signos
universales, que en lugares diferentes tienen diferentes significados,
pero fáciles de entender”, revela la muchacha de 28 años.
André
ha trabajado con Tiago Cadete en tres oportunidades. “La primera
colaboración fue construida a partir de una colección de cartas que
intercambió una familia dividida entre Portugal y Bolivia entre los años
sesenta y setenta. Con ella (No Digital, 2011) recreamos un momento histórico de dos naciones”, explica.
La segunda obra se llamó Last
(2012) y se ideó a partir de frases que dijeron personajes famosos
antes de su muerte. Según declara, también fue muy experimental,
elemento que define los intereses creativos de quien además de teatro y
cine, incursiona en la dirección y en la actualidad cursa una maestría
en Artes Escénicas, en la Universidad Federal de Río de Janeiro.
“La
maestría se basa en la técnica de la pesquisa. En descubrir cómo el
encuentro entre dos personas puede ser un evento performático. Trabajo
en los límites de la realidad y la ficción, lo público y lo privado. Por
ello, cuando me uno a Tiago es un proceso en el que juntamos nuestras
visiones y las múltiples referencias”, subraya.
Y
como ese capítulo que no puede ser obviado en su carrera, pese a ser su
aspiración fundamental, André habla de su paso por la televisión
portuguesa. “Fue un período largo en Portugal, pero no era lo que más
deseaba. Siempre me incliné más por el teatro. En la TV todo funciona
como una maquinaria que no se detiene y tú solo eres un fragmento de ese
gran aparato. Apenas se ve mi huella como creadora”, afirma.
Y
antes de concluir el diálogo y a escasas horas de decir adiós a Cuba,
hubo unas palabras de la experiencia en la salas cubanas, más allá de la
puesta en escena de Turbo Lento. “Me encantó ver que un sábado en la
noche los teatros están llenos de personas. Fue emocionante. Eso es
difícil de lograr en nuestro país. En cuanto las puestas, solo quiero
decir que nos fue difícil entender algunas cuestiones por la cantidad de
referencias locales”.
El
próximo encuentro con Tiago será en Argentina, el venidero mes de
marzo, cuando recreen una vez más Turbo Lento con el deseo de más que
respuestas, dejar muchas incertidumbres. Por lo pronto, Raquel se sigue
su búsqueda, experimentación artística entre realidad y ficción que la
define como artistas, pero también como ser humano.
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