Autora: Ania González Rodríguez
Cuba es un país de paz, y en consecuencia se pronuncia en todos los foros nacionales e internacionales por la concordia y la solidaridad entre los pueblos; todo gesto que convoque a esfuerzos por un mundo sin guerras nos tiene de su lado y cada una de las acciones de la isla por el bienestar de pueblos hermanos refuerza este principio.
Ante cada nuevo conflicto armado y el uso de la fuerza de unos países contra otros en el mundo y los sufrimientos que por esta causa padecen hoy millones de personas, la primera idea de la mayoría de los cubanos es: “hace falta mucha paz en la tierra”.
Es cierto, pero el nuestro es un pueblo informado y conoce que la causa de muchos conflictos, está directamente relacionada con valiosos recursos naturales tales como diamantes, oro, petróleo, madera o agua, o bien por intereses de la industria de la guerra y el abusivo comportamiento de las potencias belicistas imperiales hacia los más débiles, la intromisión en los asuntos internos de los pueblos por parte de gobiernos, como el de los Estados Unidos de América, y la supuesta intervención disfrazada de “ayuda” por parte de estos poderes, a fin de solucionar conflictos locales, que más bien se troca en desestabilización y carga letal contra la vida, para quienes la reciben.
Lo justo y necesario es confraternizar como lo hace hoy Venezuela con países que no poseen petróleo para establecer convenios de colaboración en este sentido y su labor por la protección y nacionalización de sus propios recursos.
Otros países de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) trabajan también en la defensa de la propiedad, control y gestión de sus recursos naturales. Para ello es muy importante la unidad entre los territorios más pobres y en vías desarrollo, como se materializa con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), convocada por Hugo Chávez a convertirse en zona de paz, unión e integración efectiva y real. Útil también resulta la mediación inteligente a favor de la paz, como lo hacen China y Rusia en la propia Organización de Naciones Unidas (ONU).
El 21 de septiembre Día Internacional de la Paz, establecido pos resolución de la ONU, ofrece a las personas de todo el universo un tiempo común para pensar cómo pueden contribuir, de manera individual, a que se allane el camino hacia un futuro de conciliación sostenible, situación esencial para el pleno disfrute de todos los derechos a los que aspira el ser humano.
Cuba es un país de paz, y en consecuencia se pronuncia en todos los foros nacionales e internacionales por la concordia y la solidaridad entre los pueblos; todo gesto que convoque a esfuerzos por un mundo sin guerras nos tiene de su lado y cada una de las acciones de la isla por el bienestar de pueblos hermanos refuerza este principio.
Ante cada nuevo conflicto armado y el uso de la fuerza de unos países contra otros en el mundo y los sufrimientos que por esta causa padecen hoy millones de personas, la primera idea de la mayoría de los cubanos es: “hace falta mucha paz en la tierra”.
Es cierto, pero el nuestro es un pueblo informado y conoce que la causa de muchos conflictos, está directamente relacionada con valiosos recursos naturales tales como diamantes, oro, petróleo, madera o agua, o bien por intereses de la industria de la guerra y el abusivo comportamiento de las potencias belicistas imperiales hacia los más débiles, la intromisión en los asuntos internos de los pueblos por parte de gobiernos, como el de los Estados Unidos de América, y la supuesta intervención disfrazada de “ayuda” por parte de estos poderes, a fin de solucionar conflictos locales, que más bien se troca en desestabilización y carga letal contra la vida, para quienes la reciben.
Lo justo y necesario es confraternizar como lo hace hoy Venezuela con países que no poseen petróleo para establecer convenios de colaboración en este sentido y su labor por la protección y nacionalización de sus propios recursos.
Otros países de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) trabajan también en la defensa de la propiedad, control y gestión de sus recursos naturales. Para ello es muy importante la unidad entre los territorios más pobres y en vías desarrollo, como se materializa con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), convocada por Hugo Chávez a convertirse en zona de paz, unión e integración efectiva y real. Útil también resulta la mediación inteligente a favor de la paz, como lo hacen China y Rusia en la propia Organización de Naciones Unidas (ONU).
El 21 de septiembre Día Internacional de la Paz, establecido pos resolución de la ONU, ofrece a las personas de todo el universo un tiempo común para pensar cómo pueden contribuir, de manera individual, a que se allane el camino hacia un futuro de conciliación sostenible, situación esencial para el pleno disfrute de todos los derechos a los que aspira el ser humano.