Tensiones geopolíticas dañan turismo


Diseño: Gilberto González García
Autora: Caridad Labrada Curbelo

La Habana es el principal polo turístico como urbe cosmopolita, hospitalaria y capital de Cuba, declarada una de las siete ciudades maravillas del mundo, que recibirá oficialmente esta condición el 7 de junio próximo.


Lo anterior trascendió en la recién concluida edición 36 de la Feria Internacional de Turismo, FitCuba 2016, cuando la afluencia de vacacionistas extranjeros a la mayor isla de las Antillas crece a ritmos históricos, aunque el Gobierno de los Estados Unidos persiste en el bloqueo económico, comercial y financiero que también obstaculiza el desarrollo del importante sector económico.

Para entender la complejidad del tema basta conocer que Cuba alcanzó los tres millones de visitantes el pasado año, cifra que continúa en ascenso, de acuerdo a la estadística dada a conocer por Manuel Marrero, titular cubano de la llamada industria del ocio y locomotora de la economía nacional.  

Pero es necesario explicar, además, cómo las restricciones del Gobierno de Washington aún impiden el libre acceso de los turistas estadounidenses a la isla grande, si bien se conoce que durante estos primeros meses del año ya la han visitado 94 mil ciudadanos estadounidenses, cifra que representa un crecimiento del 96 por ciento en comparación con igual período de 2015.

El anhelo por conocer de cerca a los isleños, su cultura, estilo de vida y forma de gobierno, constituyen el principal incentivo de aquellos que, a pocas millas de distancia, desean visitar las ciudades, campos y playas de Cuba, mientras las tensiones geopolíticas de Washington durante más de medio siglo de obstinado distanciamiento impiden un mejor intercambio entre los dos pueblos.

¿Cuál es entonces el escenario dispuesto hoy para mayor crecimiento turístico desde Estados Unidos hacia Cuba?
 
Desde la aprobación del más reciente “paquete” de flexibilizaciones aprobadas por el presidente estadounidense Barack Obama respecto a sus relaciones con Cuba, no se incluye al turismo, de acuerdo al veto establecido por la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones, aprobada por el Congreso estadounidense en el año 2000.

Si bien sólo existen 12 categorías autorizadas por ese gobierno para que sus ciudadanos viajen a Cuba, los principales motivos pueden ser religiosos, familiares, periodísticos o culturales, mientras el turismo continúa como actividad restringida que solo el Congreso puede eliminar y que, según la aprobación de Obama, incluye la posibilidad de que vengan de forma individual, dentro de la categoría de “viajes educacionales de pueblo a pueblo”.

Al respecto, Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT) se pronunció optimista con la llegada a Cuba del crucero Adonia, propiedad de la compañía Fathom, filial de Carnival Corp, el primero proveniente de Estados Unidos en más de 50 años de gobierno revolucionario.

El 2 de mayo último arribó por la terminal de cruceros Sierra Maestra de La Habana, como preludio a una ruta marítima entre ambas naciones que propone la repetición, cada dos semanas, de una parada de dos días en la capital caribeña, continuidad de viaje hacia los puertos de Cienfuegos y Santiago de Cuba, con regreso al sur de Florida.

Sin embargo, todavía el bloqueo de Estados Unidos a Cuba añade al sector turístico afectaciones por valor de mil 506 millones de dólares, tan sólo en aspectos relacionados con las operaciones y aseguramientos logísticos, según informe del Ministerio de Turismo, referido entre 2014 y 2015.

Imprescindible es asumir la responsabilidad compartida entre todos los países respecto al turismo como propuesta de una posición más preponderante en la agenda del sistema de la Organización de  Naciones Unidas (ONU), que declara el 2017 como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.

Una oportunidad más para que esa industria amplíe su contribución a la economía, la sociedad y el medio ambiente de los países de la región, razones enmarcadas en la necesaria concientización sobre las potencialidades del ramo, en la que se impone el cese del bloqueo estadounidense hacia Cuba.

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