De un nombre curioso a una gran labor



De visita en nuestra oficina, Yasmar posa con un póster de la compañía.
Foto: Gilberto González García

Autor: Gilberto González García
 
Si a usted le hablan de Yasmar Rodríguez Cruz y no conoce personalmente a este joven, quizás el nombre no le diga mucho, o tal vez no le diga nada. Pero si a usted le mencionan al payaso Pantorrilla, entonces lo más probable es que sí sepa quién es.


Acerca del surgimiento de su vocación, nos cuenta:

“Yo era un adolescente, de unos 12 años, y me cautivó este mundo de fantasía de los payasos. En una ocasión conocí a un joven que hacía ese trabajo junto a otra payasita y ella estaba enferma con gripe. Él me dio la oportunidad de sustituirla. Tuve que aprenderme el guión de un día para el otro y preparar mi actuación para aquel espectáculo que iba a ser en el parque de Guanabacoa.

“Recuerdo que fue una experiencia fabulosa y me cautivó la risa de los niños, porque te enamora, te llega a lo más profundo del corazón. Me atrevo a decirte que después no puedes vivir si ellos”.

¿Por qué el nombre de Pantorrilla?

“Fue en ese mismo espectáculo donde surgió. Yo estaba muy nervioso y se me olvidó el nombre con el que debía presentarme, que era Panfleto. Yo llevaba puesto un overol de rayas que me quedaba algo corto, era la única ropa que había conseguido debido a la premura. Entonces una señora del público, con esa “chispa” propia de los cubanos, dijo al verme trabado: «pues ya que está exhibiendo tanto sus pantorrillas lo vamos a bautizar así»”.

Después de esa primera y memorable presentación seguiste actuando como payaso aficionado ¿Cómo fueron esos años?

“Fueron maravillosos. Yo empecé a tocar puertas y así llegué a la casa de cultura Rita Montaner de Guanabacoa, que en aquel momento no contaba aún con instructores de arte. Pero me dijeron: no te vamos a cerrar la puerta. Y me asignaron un espacio donde, junto a otros condiscípulos, comencé a hacer pequeñas obras teatrales, humor, payasadas, escribir guiones… incluso después nos dieron espacios donde podíamos actuar ante el público”.

De aquella época, alguna presentación o especio que se haya grabado con mayor fuerza en tus recuerdos.

“Mi carrera se hace más sólida, aún como aficionado, cuando empiezo a actuar en La Callecita de los Cuentos, de Teatro de la Villa, también en Guanabacoa dirigido por Tomás Hernández Guerrero, muy conocido por llevar medio siglo haciendo una labor maravillosa. Allí empecé como utilero. También participaba en los talleres de actuación que él dirigía. Es entonces cuando comienzo a recibir una verdadera preparación como actor y continúo con pinceladas como payaso.

“Por primera vez protagonizo un espectáculo en el Teatro Nacional de Guiñol con una obra que se llamó El payaso pantorrilla se ha vuelto loco, loco, loco. A teatro lleno. Fue maravilloso porque yo, tan joven, me vi actuando entre esos grandes actores y directores”.

El hecho de trabajar como utilero en una sala teatral te vincula al medio y te da posibilidad de estudiar ¿dónde lo hiciste?

“Comienzo  en el curso de titulación para trabajadores en la Escuela Nacional de Arte. En ese momento ya me había trasladado para el Teatro Nacional de Guiñol como actor, dejando atrás el trabajo como utilero. Allí tuve el privilegio de aprender con actores que quedaban de la época de los hermanos Camejo.

“También estudié dirección artística con Pedro Ángel Vera que fue director y tuvo su grupo en el complejo cultural Bertolt Bretch”.

¿Durante esta época tuviste oportunidad de aprender a manipular los títeres?

“Sí. Ya yo tenía alguna base, adquirida en el Teatro de la Villa, pero en el Guiñol aprendí a darle vida a los títeres de casi todos los tipos”.

También interpretaste papeles dramáticos en la radio ¿qué significó eso para ti?

“Muchísimo. Pienso que la radio es una escuela. Yo trabajé en Radio Progreso con Héctor Pérez Ramírez, Caridad Martínez, Aida La O y otros directores. Y aportó muchísimo a mi desarrollo como payaso, sobre todo porque perfeccioné mis habilidades para improvisar cuando actúo en vivo y así hacer mucho más frescos los espectáculos. Además aprendí a utilizar mejor la música”.

Después fundas tu propia compañía, formada fundamentalmente por niños y adolescentes y que nombras como compañía Pantorrilla de teatro, baile y modelaje  ¿Cómo surge la idea?

“A partir de la necesidad de dar variedad a las presentaciones. Yo producía unipersonales y era muy difícil dirigir y actuar al mismo tiempo. Entonces, los niños me dan la posibilidad de variar todos los meses el espectáculo. Hay que reconocer la indispensable participación de sus maestras.

“Así, estamos haciendo espectáculos variados y el público los disfruta mucho, porque pueden ver al payaso, los títeres, porque las técnicas del Guiñol van a seguir presentes en mi carrera; las artes plásticas, porque vamos a comenzar a incluir performances en los vestíbulos y los portales de los cines y los teatros; empezar a interactuar con el público desde que está haciendo la fila para entrar. Quiero que el espectáculo comience desde la calle”.

¿Esta compañía surgió como un proyecto comunitario?

“Sí, era algo bien pequeño. Nunca pensé que llegaría a alcanzar la dimensión que tiene ahora con más de 100 integrantes en tres municipios de La Habana, San Miguel del padrón, Guanabacoa y Playa. Comencé en un local frente al hospital Carlos J. Finlay de Marianao y enseguida tuvimos una gran matrícula. Eso fue en el 2008, pero aclaro que el payaso Pantorrilla nació en el año 2000”.

¿Cuáles fueron los propósitos que te trazaste al crear la compañía?

“Uno de los principales es crear buenos seres humanos, gente de bien, hombres y mujeres que sean útiles al país. Porque, no nos podemos engañar, no todos pueden ser artistas. También hacen falta médicos, albañiles, ingenieros… pero, independientemente de la profesión que escojan, yo me tomo muy en serio el propósito de que sean buenos seres humanos, que aprendan el valor de perdonar, el valor de la verdad”.

¿Has apreciado algunos resultados satisfactorios?

“Sí, de hecho una de las sedes de la compañía está en un barrio de San Miguel del Padrón con características especiales y yo he visto cómo ha mejorado el comportamiento inadecuado de algunos de los niños que participan. Y no solo de los niños, también de sus familiares.

“Hay que aclarar que no solamente en las clases ellos aprenden valores positivos, también los espectáculos que se presentan transmites esos valores. Yo trato de que los niños que asisten a mis espectáculos se lleven algo positivo, aprendan algo. Porque, como dijo José Martí, los niños debían echarse a llorar el día que no aprendan algo nuevo”.

¿Dónde se está presentando en estos momentos la compañía Pantorrilla?

“Tenemos un espacio fijo, en el cine teatro Riviera, el tercer sábado de mes, a las cuatro de la tarde1, un espectáculo infantil. También nos presentamos en el cine teatro 12 y 23 los segundos sábados a la una de la tarde2 y, en ocasiones nos presentamos los domingos por la mañana en el patio del Museo Nacional de Bellas Artes, que es un espacio maravilloso”.

¿Cuáles son las proyecciones futuras para la compañía?

“No solamente ofrecer espectáculos en los principales cines y teatros de La Habana, sino que tengo un gran deseo de poder actuar en escuelas para niños con necesidades educativas especiales, en hogares de niños sin amparo filial, en hospitales, en barrios desfavorecidos por el desarrollo. No desde el escenario a la primera fila, donde hay una gran distancia, sino que quiero acercarme a los niños, palpar, abrazar, besar y expresarles todo lo que los quiero”.

Para concluir, tu proyecto tiene ahora una convocatoria.

“Efectivamente, estamos convocando a jóvenes de ambos sexos que deseen integrarse a la compañía Pantorrilla de teatro, baile y modelaje. Los interesados deben dirigirse a la sede, en el teatro del municipio Playa, en calle 56 entre 43 y 45, entre las cinco de la tarde y las siete de la noche3. Para más información se puede llamar al teléfono móvil 5-254-7893 o al fijo del teatro, 7-203-5078”.

Tan solo queda, para cerrar esta entrevista, el imprescindible agradecimiento a Yasmar Rodríguez Cruz, el payaso Pantorrilla, por compartir con nuestros lectores la historia de su carrera y las experiencias adquiridas a lo largo de estos años y, sobre todo, agradecerle la hermosa labor que realiza.


Notas sobre los horarios:
1=16:00; 2 = 13:00; 3 = De 17:00 a 19:00; todos referidos al horario oficial de Cuba (-5 GMT)

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