Los autosuficientes ineficientes



Foto: Internet

Autor: Javier Acosta Elejalde

Sócrates, quien tuvo una de las mentes más brillantes que haya conocido el mundo, confesó solo saber que no sabía nada. Pero contrarios a la humildad de aquel sabio de la antigüedad, existen muchos que pretenden saberlo todo y jamás necesitar la ayuda de otros.



Si lo último fuera cierto ningún problema habría en ello, pues tal condición de autosuficiencia les permitiría satisfacer necesidades valiéndose de sus propios medios. Sin embargo, la ineficiencia a menudo se presenta bajo el disfraz de su opuesto. Y cuando sucede es imposible evitar que esos idólatras de sí mismos estorben más de lo que aportan.


Son fácilmente reconocibles por la tendencia que tienen a despreciar cualquier consejo y valorar solo aquello que realizan. Característica que entorpece las relaciones interpersonales con sus compañeros de trabajo, conocidos y familiares, ya que nadie acepta a un autosuficiente ineficiente.
 


La humildad de la sabiduría


Existen muchos expertos que, con su proceder ante la vida, han demostrado que la autosuficiencia en alguna materia no tiene por qué ser enemiga de la humildad.

Aceptar que aún nos queda mucho por aprender todavía y que, nuestros actos diarios ocurren dentro de cierto margen de error es el principio para que en nuestro ser, ambas cualidades coexistan con armonía.

Reconocerlo no solo nos convierte en mejores seres humanos, sino que amplía nuestra capacidad para asimilar y afianzar conocimientos. Respecto al tema, el científico Albert Einstein diría que el camino hacia la suficiencia es para los abiertos de mente.


Entretanto, el destacado inventor Thomas Alba Edison señaló que es solo para quienes no temen equivocarse. Por tanto, cuando le ronde el pensamiento de que ya lo sabe todo, recuerde la humildad del sabio que no sabía nada.

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