A donde vaya Cuba tiene que ir con Fidel

Por Jorge Rodríguez
Alguien dijo que Fidel es un país. Porque Fidel empoderó a Cuba en el concierto de naciones y la colocó en un lugar de privilegio. Propició que una isla pequeña, cambiara el curso de la historia más reciente de América Latina y el Caribe, con una Revolución redentora. Quiérase o no aceptar esa realidad, esas son cuestiones que determinan hacia donde se inclina el fiel de la balanza, a la hora de hacer un balance del papel de la personalidad en la historia.


Fidel constituye una obra tangible, inconmensurable. Es la obra de muchos, de millones, que confiaron- y confían aún – en la utopía de lo posible, bajo el influjo del líder carismático y querido, en las circunstancias más difíciles.

Como político y revolucionario, las ideas de Fidel no resultan ajenas a sus adversarios y partidarios. Ha sido demonizado con frecuencia por aquellos que no quieren comprender que el acto y la osadía de hacer, conducir y liderar una Revolución en las mismas fauces del poderoso imperio, implica una práctica permanente, que pasa por el ensayo, el error y la rectificación.

Estos últimos olvidan aquel 19 de abril de 1986, cuando en ocasión del vigésimo quinto aniversario de la victoria de Playa Girón y la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana, el propio Fidel dio inicio al proceso de rectificación de errores y tendencias negativas.

En esa ocasión, Fidel analizó en un esclarecedor discurso los principales errores y tendencias negativas, surgidos entonces en la gestión económica, en los procesos productivos y en el trabajo político e ideológico.

La llamada actualización del modelo económico-social en curso, consistente en la aplicación de 313 reformas aprobadas en el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), efectuado en abril de 2011, ofrece respuesta, en buena medida, a muchos de los problemas denunciados por Fidel, durante aquel proceso, que se vio interrumpido por la severa crisis económica de los años 90 del pasado siglo.

Hay quienes dentro y fuera de Cuba detractan de las ideas y el pensamiento de Fidel, desconociendo que “a donde vaya Cuba tiene que ir con Fidel”, como escribiera Edmundo García, periodista cubano radicado en Miami, Estados Unidos.

No es necesario, tampoco imprescindible, que el líder histórico de la Revolución gobierne, para tomar en cuenta en toda su dimensión y alcance el peso específico que tiene Fidel en la vida del país, pues como comentara el propio Edmundo García “a su legado práctico y teórico nunca se puede renunciar porque eso sí sería un suicidio”.

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